y vida el camino porque tú existías,
el fuego quemaba, el hielo derretía
y el viento, mi rostro besaba y reía,
el muerto vivía, el ciego lo entendía
y venía el sueño que yo te traía,
el cielo encendía, la tierra se abría
y un milagro el campo que te consentía.
Cerrabas la puerta, la flor escondida
y el alma susurraba que ya no quería,
abriste una herida, instalándose la ira
y la noche acabó porque te perdía,
callaba tu boca, tu labio mordía
y nada era eterno, como te decía,
las horas se esfuman con alevosía
y este loco de amor entendió que tu huida.